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Todo dolor crónico altera nuestros sentidos. Sin explicación, incluso los cambios climatológicos pueden afectarte más cuando padeces esta condición clínica. Podemos afirmar que cualquier estímulo nuevo podría ser interpretado por nuestro sistema nervioso como una amenaza.
Por ello, cuando sentimos dolor tendemos a limitar o detener nuestra actividad como medida de precaución, para no empeorar nuestra situación física. Sin embargo, la recuperación del dolor se encuentra a menudo en la activación de determinados músculos, responsables de la vitalidad con la que se ejercen las actividades cotidianas.
Nuestros músculos son, por tanto, los encargados de coordinar el buen funcionamiento de las articulaciones, aunque estas ya estén dañadas. Si los músculos no funcionan correctamente pueden llegar a causar procesos dolorosos, inflamación o desgaste. El restablecimiento de esa función perdida a causa de cualquier dolencia es imprescindible para la completa recuperación del paciente. Los músculos serán, por tanto, nuestros máximos aliados en cada sesión.
Nuestro trabajo consiste en examinar las debilidades musculares a través del análisis biomecánico del movimiento, con el objetivo de recuperar la funcionalidad a través de los músculos, dando la estabilidad necesaria a las articulaciones.